Recuerdos.

Deben de ser las noches de verano, que con el calor, no puedes dormir, te pones a pensar, y es peor... y llega el insomnio. Y no te puedes dormir hasta las tantas, porque te pones a pensar a recordar, ¿y en qué piensas? En lo peor que podrías pensar, en él. Y viene todo, todas las sensaciones, lo recuerdo todo como si fuera ayer.
La primera vez que lo ví, con su sonrisa de niño bueno y su cara de no haber roto en la vida un plato. Cuando hablaba con él, lo nerviosa que me ponía, notaba sus ojos en mí, y el sabía que me tenía, y yo me volvía completamente loca por él, me ponía tonta, él me ponía tonta.. Los besos de despedida, quería notarlo cerca, su aliento, sus abrazos.. y luego, la tormenta. El último día de verdad, el último abrazo, el de despedida, su sonrisa torcida, mis ojos tristes, todavía recuerdo cómo se fue, con la cabeza abajo y las manos en los bolsillos, y todo lo que me esforze para no girar la cabeza, para no ver cómo se marchaba.
Y el resto, como se dice, es historia.