Hospitales, destructores de sueños y matadores de esperanzas. Tiempo, veo caer una a una las gotas en el catéter, conectado a su frágil brazo. Esperar, sólo queda esperar, los segundos se convierten en horas, y los minutos en días. El cielo se cubre con su pijama de estrellas y su gorro de luna, y yo solo deseo salir de aquí, que todo vuelva a ser como antes. Esto no es vida, el cáncer no debería formar parte de la vida, sufrimiento, dolor y oscuridad. Que la va consumiendo por dentro. En el pasillo los niños corren, seguramente libres de preocupaciones, afortunadas pequeñas y libres mentes. Pero todavía les queda toda la vida para sufrir.
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