¿De verdad tengo que expresarme? ¿De verdad soltar todo lo que pienso
es lo mejor?
Siento que el corazón me late al revés, que las agujas del reloj van
para atrás, que todo está mal, mal, mal, cambiando, todo al revés. Me siento
aire. Cómo si no existiera, sólo miro y pienso, y aunque no puedo evitar
sentir, parece que no. Quiero ser aire. Viento. Siento que no soy, que no
estoy. No sé qué pasa. Cierro los ojos y sigue igual. Y no puedo hacer nada. Es
por mí. Vuelvo a mí. Dentro de mí. Tengo miedo y no sé por qué, no sé de qué.
La ansiedad por todo el cuerpo, los nervios que no paran, la cabeza que
estalla, la angustia en la garganta, y sigue así. Y la rabia, ay la rabia... Y
el odio, cuánto odio. Nadie entiende nada. Nadie se da cuenta de nada. Tampoco
hacen por entender. Tampoco les importa. (Tampoco me importo). Cómo en el
espacio. Una estrella apartada de todo, de todo lo que conoce, de todo lo que
necesita conocer, de toda la vida. Y cada vez más lejos, y cada vez más sola,
cada vez más oscuridad, y poco a poco se va apagando. Y es sólo una estrella
más en el cielo, ¿quién se iba a dar cuenta? El cielo está lleno de estrellas,
¿quién iba a notar la ausencia de una de ellas?
Las tímidas lágrimas salen
lentamente, y se congelan, qué frío hace fuera, qué frío hace dentro. No puedo
evitarlo. ¿Qué más puedo hacer? No hago nada. Y no puedo escribir todo lo que
pienso porque tengo miedo. Que no estoy loca –creo-… Cada vez veo las imágenes
más nítidas, todo parece tan real, que ya no sé qué es real, y qué no. Porque
tengo miedo y me da miedo pensar. Me da miedo lo que no es real y puede llegar a
serlo. Siento que no me duele, pero dentro sí, siento como lo rompe todo, como
lo desgarra, como la niebla se lo lleva todo, como descoloca las cosas, y sale
sin cerrar la puerta. Que cierren la
puerta, y se callen, que paren, que paren. No quiero escuchar nada. No quiero
ver nada. No siento nada. No quiero sentir nada. (Siento tantas cosas que me da
miedo decirlo en voz alta).
Es horrible, yo también siento que todo está mal, mal, mal, y el frío... ese frío. En fin, bonita entrada.
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