martes, 18 de noviembre de 2014

desordenada

Hoy no me salen versos porque me he quedado sin besos.
Me he quedado sin recuerdos, todo estancado debajo de promesas absurdas que suenan ahora ridículas en voz alta. Cuando gritamos y creemos que todo es verdad, la verdad es que todo duele más.
No me duele sentirte lejos, me duele sentir que ya no siento nada. Me duele haber sentido tanto, y que ahora eso ya no esté. ¿Dónde está? ¿Dónde va el amor cuándo desaparece? Porque debe ir a algún lado, todo eso no puede simplemente desaparecer. No podemos apagarnos así porque así.
No puede ser tan simple, tan sencillo. Todo parecía tan complicado para que olvidarnos ahora sea lo más fácil del mundo. De nuestro mundo que ya no existe.

Es extraño como podemos pasar de tenerlo todo a quedarnos totalmente vacíos. Notar cómo todo se escapa por cada uno de los poros de nuestra piel, y no saber a dónde va a parar, (o en quién se van a detener esta vez).

Tengo miedo de estar siempre a oscuras, apagada, apagada. Tengo miedo de mirar a todo el mundo con admiración, y tengo miedo de que nadie me mire así. Tengo miedo de pasar por todo esto sola, ya que tú no estás. Tengo miedo de apagarme y de que no sirva de nada, de que no notes nada, de que no noten nada.

Quizá exageramos todo demasiado y quizá las cosas importan demasiado cuando deberían importar menos. Damos demasiada importancia a cosas insignificantes ( y a personas insignificantes).

Tengo que aprender a valorar las cosas, aprender a valorar sin dañar.

Y vuelvo a repetirme que ya no sé si me importas, pero mírame. Sólo sé escribir de ti. Sólo sé pensar en ti, porque no me has enseñado otra cosa. No me has dado nada más en lo que creer, sólo en ti. Y ya no sé si debo creer en ti. Entonces, ya no tengo nada en lo que creer.


Tendré que buscar algo.

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