domingo, 15 de abril de 2012

¿Tú por qué lates?

Cada vez pesan más los daños. Cada vez pasa más deprisa el tiempo. Y la lluvia y el frío me pueden, me calan los huesos y me dejan sin respiración. Me nublan la vista, hasta que llego a un punto de desesperación del cual no sé salir. Me gustaría echar a correr en esos momentos, lejos, muy lejos, donde nadie pudiese encontrarme, ni siquiera yo misma. Me han robado la primavera, y me han obligado a vivir en un constante invierno. Necesito sol, necesito respirar vida. Necesito sentirme viva. Hace mucho que los latidos pararon, hace mucho que ya no los escucho. La niebla ha vuelto, la oscuridad, y me envuelve. Recorre cada poro de mi piel, se me incrusta en cada parte de mi cuerpo, me controla, me obliga a recordar el pasado, me obliga a seguir anclada en los malos momentos, no me deja respirar. Es una constante noche sin sentido. Sin luna llena, sin un punto al que seguir. Sin un motivo por el que luchar. Nunca quise que todo se volviera tan complicado, sabia que la vida era complicada, y ahora me doy cuenta que las complicadas, somos las personas. Estamos formadas por millones de átomos, una válvula que nos da la vida, que nos bombea sangre hasta las partes más recónditas de nuestro cuerpo, moriríamos sin ella, y los sentimientos, lo más complicado del ser humano. Se incrustan en el cerebro, en el corazón, son capaces de destruirnos, de levantarnos. Nos pueden matar en un instante. Pero aún así, estamos podridos por dentro, estamos corroídos, la sociedad nos corrompe. Nos obliga a estar rotos por dentro, por no ser perfectos, por no ser como ellos quieren que seas.  El espejo y la mente, son el peor enemigo. Cuando me levanto por las mañanas, me miro al espejo, y se me para el corazón. Yo no pedí ser así, no pedí nacer, no pedí mirarme al espejo y odiarme. No pedí que mi corazón latiera.

1 comentario:

  1. Rompe el espejo, sal a la calle bien abrigada y baila hasta que no puedas con tu alma. Y ya.

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