jueves, 7 de junio de 2012

Grietas en el alma y en... el cielo.


Ay. Ha empezado a llover, ¿en serio? No lo oigo, no oigo las gotas caer, no oigo nada...
         Ah… Ya. Mira, ahí va. La primera gota cae.
*Clas…*
¿Dónde, dónde ha caído?
Pero… eso no es el suelo. Ay, ya lo noto…
Es mi mejilla. Pobre. Está cansada de estar mojada.
Disculpa... ¿tienes un pañuelo? 
Ah, gracias.
Ya, mejor.  Ay, qué melancolía y qué de todo.
Vamos, dame un poco de café, y toca algunos acordes tristes.
Entóname una canción, en La menor porque así suena más nostálgico.
Será por rutina, o por costumbre, yo qué sé, pero odio que todo sea tan monótono.
Vamos a decirle al Sol que salga por la noche, ¡y que la Luna se despierte por el día!
Así las noches no serán tan deprimentes, aunque… Ay, no. Me gustan las noches. Me gusta quedarme mirando a las estrellas un tiempo indefinido e interminable, pensando en cosas irrelevantes, en qué sé yo o en yo qué sé, en quién sabe qué, y las estrellas me sonríen. Ay, qué bonitas, con sus luces de neón, sus vestidos de gala, todas ellas...
¡Llevadme con vosotras! Yo ya no aguanto más aquí. Llevadme al Olimpo, necesito huir, que Hades me llama,me quiere en el Inframundo, ya no sé si soy fuerte pero, ¿te imaginas? Ver la vida a través de un cristal. Poder decidir si morir o vivir, bueno… Eso ya podemos decidirlo, pero, ¿lo harías? Si pudieses tomarte una pastilla, sin sentir dolor, sin sentir nada, dormir eternamente, ¿lo harías?
Adiós mundo (cruel).

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